De acuerdo con un estudio ellas están más satisfechas con el sexo y ellos, con su felicidad en pareja

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Aunque pueda parecer extraño ellas están más satisfechas con el sexo y ellos, con su felicidad en pareja. En contra de los viejos estereotipos, curiosamente, los abrazos, las caricias y los besos son ingredientes importantes para la complacencia de una relación estable, pero esta sensibilidad tiene más valor para los hombres que para las mujeres.

Es más, los que reciben mimos son hasta tres veces más felices que los que tienen parejas más 'secas'. En definitiva: ellas quieren sexo; ellos, apapachos, al menos pasados los 40, de acuerdo con El Mundo.

Estos datos curiosos se desprenden de un nuevo estudio internacional que analiza la relación marital y la satisfacción con el sexo en parejas con convivencias largas: una media de 25 años.

Ellos quieren chicas cariñosas

Julia Heiman, directora del Instituto Kinsey de Investigación en Sexo, Género y Reproducción de la Universidad de Indiana (EEUU), es la autora principal de la investigación. Asevera: "Este trabajo plantea nuevas preguntas sobre qué hace a las personas estar satisfechas con su relación y el papel que juega el sexo.

Nos dimos cuenta de que, contrariamente a lo que siempre hemos creído, ellos comunican sentirse más felices con su pareja si ésta es cariñosa mientras que ellas expresan estar más contentas con su vida sexual".

Es más, el estudio "documenta que conforme pasan los años, y no al principio del matrimonio, es cuando las esposas disfrutan más en la cama. Y, posiblemente, se deba a que sus expectativas cambian o su vida se modifica a medida que los hijos crecen. También porque conocen mejor su sexualidad", agrega la experta.

Necesitamos sentirnos queridos

Matrimonios de cinco países (Brasil, Alemania, Japón, EEUU y España), han participado en el trabajo que ha visto la luz en el último Archives of Sexual Behavior. En total: mil 9 parejas (200 nacionales, residentes en Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia y Vigo).

Javier Gómez-Zapiain es del Departamento Personalidad, Evaluación y Tratamientos psicológicos de la Universidad del País Vasco y lidera la investigación de la interacción entre el deseo sexual y la vinculación afectiva en nuestro país.

"Julia Heiman es una científica que goza de un gran reconocimiento internacional. Para mí es una satisfacción que, desde un marco teórico diferente al que nosotros estudiamos, llegue a conclusiones muy parecidas a las nuestras. En su estudio subyace la importancia de la vinculación afectiva en su interacción con el deseo sexual, entendido este como una emoción".

Insiste este experto en que "para lograr el bienestar, todo ser humano necesita satisfacer sus necesidades más básicas.

Sin duda la más importante es la seguridad que ofrece el vínculo afectivo. La persona con la que nos vinculamos cumple dos funciones respecto a uno mismo: ser una base de seguridad y un puerto de refugio en situaciones de precariedad emocional, física, psíquica... A lo largo de la vida necesitamos gestionar adecuadamente las necesidades afectivas, sentirnos queridos y tener a quien querer y las necesidades eróticas, satisfacción de la necesidad de placer sexual.

La importancia y la prioridad de estas necesidades cambian con la edad. En términos de supervivencia, es decir, de estabilidad emocional, en ocasiones, el deseo sexual se pone al servicio de otras necesidades, por ejemplo las eróticas, y viceversa".

Mujeres satisfechas por el sexo

Cree, por todo ello que "el estudio de Heiman subraya esta realidad. Las mujeres pueden sentirse muy satisfechas por el sexo, no tanto por el rendimiento sexual, como por la calidad de la experiencia emocional en torno a la actividad erótica. Los hombres, por otro lado, podrían desmitificar el rendimiento sexual, haciendo de éste algo más realista y dotándole de un significado más próximo a las necesidades de seguridad emocional".

Miren Larrazábal, presidenta de la Federación de Sociedades de Sexología y psicóloga clínica, defiende la curiosidad de los datos recién aportados por el Instituto Kinsey. "Son llamativos y, realmente, me han sorprendido. En las parejas se constata que está funcionando el sistema de apego (los vínculos de pareja implican la interacción entre tres sistemas; el de apego, el sexual y el de cuidados, tal y como han demostrado las investigaciones de Gómez-Zapiain).

El sistema sexual interfiere con el de apego y viceversa. Porque cuando en una relación uno de los dos no está satisfecho con el sexo, entonces empiezan los problemas. Si el matrimonio es largo, la pasión surge de la intimidad. Los matrimonios duraderos suelen tener una sexualidad de calidad".

Preservar el deseo

Sobre todo si, como dice Rosario Castaño, sexóloga de la Unidad de Disfunción Sexual, del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer, y coordinadora del Grupo de Sexualidad de la Asociación Española para el Estudio de la Menopausia, "ninguno de los dos miembros renuncia a nada y se mantiene la espontaneidad en los encuentros sexuales. Es así cuando también se preserva el deseo. Incluso puede enriquecerse, porque la mujer conoce mejor su cuerpo y toma la responsabilidad de su propio placer y su excitación".

Pero en el caso contrario, cuando "uno de los dos siente que el otro toma el control y sólo conecta con sus propias necesidades, sin tener en cuenta a la pareja, el sexo deja de ser algo lleno de matices, sabores y colores y se convierte en algo aburrido y mecánico".

Problema cultural

"El problema es que cultural y socialmente todavía existen muchas barreras. Que un hombre se entregue no es reprochable, no está mal visto y cuando quiere sexo lo busca sin descanso. Sin embargo, todavía ellas piensan que demandarlo está mal visto. Aún no hemos conseguido la igualdad en la intimidad de la pareja".

Contribuye con su investigación a aumentar también la evidencia científica de que la salud física y mental en los hombres y las mujeres de mediana edad marca la diferencia entre tener o no buen sexo. "Estar en buena forma eleva la funcionalidad y la frecuencia sexual. Los dos miembros necesitan de sexo habitual para manifestarse satisfechos. Ellos requieren, además, que sus parejas alcancen el orgasmo para sentirse bien en la cama".

¿Quiénes gozan más del sexo?

Otro dato llamativo: "Aquéllos que han tenido más parejas a lo largo de su vida son los que menos gozan de su vida erótica", documentan las conclusiones. A la luz también se exponen las diferencias entre países. Así, los varones japoneses y las mujeres niponas y brasileñas son los que más gozan del sexo.

"No sé por qué existen estas diferencias, pero ahora sí conocemos que la complacencia con la vida sexual o con la vida en pareja son hasta cierto grado dos cosas independientes y con distinto impacto de género. Y los años de una relación son útiles como marco inicial para comenzar a examinar con mayor profundidad, cómo variables como el sexo y la convivencia interactúan en las distintas etapas de la vida", determina Julia Heiman.

Ningún estudio "da una respuesta definitiva sobre las claves de la excitación y el deseo, pero está claro que hay mitos que van cayendo como el hecho de que los hombres sólo quieren sexo y las mujeres, únicamente amor. Una relación de larga duración no significa menos sexo y menos placentero", determina la psicóloga Castaño.

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