Hablando sobre la sexualidad en pareja
0:52No siempre que dos personas se aman sus relaciones sexuales son plenamente satisfactorias. Este es uno de los mitos más frecuentes respecto a la sexualidad, sobre todo para aquellos que adoran el romanticismo y creen en la existencia de la media naranja.
Si bien es cierto que el hecho de que sientas amor por tu pareja hace más agradable el contacto físico, en la estimulación erótica intervienen además otros elementos, como que sus gustos en la práctica sexual se adapten a los tuyos y que podáis compartir fantasías sexuales.
sexo en pareja
Al respecto de dichas fantasías sexuales, por ejemplo, tenerlas no implica que ya no desees estar junto a tu amado o amada, sino que tu imaginación está despierta y que te gusta jugar, lo cual resulta muy positivo tanto para enfrentar la vida diaria como para sentirnos bien con nosotros mismo. Y puede pasar, además, que te guste imaginarte practicando el sexo en los lugares más extraños y diversos o con otras personas distintas a tu compañero o compañera de cama, o te excite sobremanera observar revistas o películas porno. Lo importante en este caso es que sepas que es simplemente un juego, y que puedas jugarlo sin pudor alguno con quien te acompaña.
Otra idea errónea que se tiene en general es la de que la mujer si ama a su hombre, los orgasmos cuando él la penetra están asegurados. Quien opina esto no conoce la fisiología femenina pues no sabe que la mujer llega al orgasmo por medio de la manipulación del clítoris, y que si lo consigue con el coito es porque, precisamente, existe la estimulación indirecta de ese pequeño órgano. Así pues, no es una cuestión de que haya o no amor, sino de que se aplique una correcta estimulación en el sitio adecuado.
Y hablando de estimulación, también se cree que si tienes pareja has de olvidarte de la masturbación. Pues no, no ha de ser así. Tener la libertad para disfrutar de tu cuerpo a solas si te apetece, o de poder hacerlo ante la atenta y excitada mirada de amante es uno de los mayores placeres de los que se pueden gozar.
Así pues, y en conclusión, podemos decir que coartar la libertad, que no el libertinaje, va siempre en menoscabo de la felicidad de cada uno, lo cual, a corto, medio o largo plazo, (dependiendo del aguante de cada quien), terminará repercutiendo negativamente en la relación.
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