Psicología del autoengaño
0:00
El autoengaño como indica su propio nombre, está
marcado por la subjetividad de aquel que prefiere mantener una
situación, antes que aceptar la realidad tal y como es. Esa situación
que se mantiene a base de alimentar las falsas ilusiones en el amor, por
ejemplo, gusta más que el hecho de asumir definitivamente, que la otra
persona no tiene ningún tipo de interés. El autoengaño supone mucho
esfuerzo mantenerlo, por ejemplo, suele ser habitual que una persona que
ha caído en esta trampa deje de quedar con aquellos amigos que le dan
su opinión sobre esta situación y ese punto de vista, resulta incómodo
porque rompe los sueños personales de aquel que, de momento, prefiere
vivir en el engaño antes que abrir los ojos.
Pero además, la persona que se autoengaña no se relaja, no disfruta de la vida en general, vive pendiente de un único tema, por ello, reduce tanto su vida y su forma de disfrutarla, que al final, es ella quien lo da todo y también, quien crea la realidad. Incluso en el caso de que la otra persona muestre un poco de interés, en realidad es ella, quien pone el resto y se entrega de verdad. Por ello, se rompe la balanza entre el dar y el recibir.
Para saber si una persona tiene algún tipo de interés en ti, sigue con tu vida, no estés pendiente de ella constantemente, deja que sea ella quien haga por contactar contigo, se interese por ti, te proponga planes… Al menos, podrás saber si quiere ser tu amigo, es decir, de este tipo de gestos, no se deduce algo más, pero por lo menos, sabrás que no eres únicamente tú, quien alimenta el contacto personal entre ambos. Eso es lo que sucede, en muchas ocasiones, en el autoengaño. La otra persona se siente halagada por las muestras de interés, por esto, también, le cuesta ser sincera y cerrar la puerta del todo.
Pero además, la persona que se autoengaña no se relaja, no disfruta de la vida en general, vive pendiente de un único tema, por ello, reduce tanto su vida y su forma de disfrutarla, que al final, es ella quien lo da todo y también, quien crea la realidad. Incluso en el caso de que la otra persona muestre un poco de interés, en realidad es ella, quien pone el resto y se entrega de verdad. Por ello, se rompe la balanza entre el dar y el recibir.
Para saber si una persona tiene algún tipo de interés en ti, sigue con tu vida, no estés pendiente de ella constantemente, deja que sea ella quien haga por contactar contigo, se interese por ti, te proponga planes… Al menos, podrás saber si quiere ser tu amigo, es decir, de este tipo de gestos, no se deduce algo más, pero por lo menos, sabrás que no eres únicamente tú, quien alimenta el contacto personal entre ambos. Eso es lo que sucede, en muchas ocasiones, en el autoengaño. La otra persona se siente halagada por las muestras de interés, por esto, también, le cuesta ser sincera y cerrar la puerta del todo.
0 comentarios