
Generalmente es el apego a la otra persona lo que nos conduce a no distinguir correctamente los sentimientos. Hay gente que lo confunde con amor. El apego y cariño tiene más que ver con la costumbre que con la emoción amorosa.
Un factor importante a destacar en estas situaciones es el miedo. Es muy frecuente encontrar a personas que por temor a nuevas situaciones prefieren mantener relaciones dañinas o poco gratificantes. No se dan cuenta que rompiendo esta barrera, el tiempo les ofrecerá la oportunidad de abrir nuevos horizontes. Por otro lado, cabe destacar también la gente que no rompe la relación por el "miedo al qué dirán". Dan más importancia a lo que puedan decir que a su estado de infelicidad.
Lo esencial es tener capacidad de autocrítica, ser honestos con uno mismo y pensar de una manera objetiva en el estado de nuestra relación y satisfacción. Si no es lo suficientemente positiva, es conveniente tomar decisiones ya sean para poner punto y final o para tratar de mejorarla.
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