Yo y Mi Bocota
0:22Sabes que tenías la razón, ya estaba ganada, pero la manera en que lo expresaste fue como acercar un cerillo a una mecha lista. Tanto así que una bobería que pudieron resolver juntos fácilmente, como en otras ocasiones, se convirtió en un conflicto del que te arrepientes y que ademas no resolvio nada… Es entonces cuando te dices: ¿para qué abrí esta bocota?
Hablar o callar es una expresión del nivel y la calidad de la comunicación en una pareja, al punto que quizá no sólo cuente lo que se dice, sino cómo se dice. Por ello, a veces es mejor callar y esperar un mejor momento para expresar lo que pensamos. En otras ocasiones lo más prudente es pensar dos veces qué se quiere decir, y en otras será mejor “contar hasta diez” antes de dejar salir nuestro enojo o franca agresión.
Las siguientes son algunas situaciones características en estas formas de comunicación -o incomunicación- que ambos debemos cuidar en todo momento. Si te son útiles, imprímelas y compártelas con tu pareja.
“Yo lo sé todo”
Una de las actitudes que más pueden molestar de la pareja es esa actitud de sabihondos. El o ella cree que sabe más, inclusive lo que el otro o la otra van a decir ¡y hasta pensar! Resulta petulante y ofensivo que, en medio de una discusión, alguien salga con un “¡ya me esperaba que dijeras eso!”.
Los buscafallas
Descalificar lo que él o ella hacen, tampoco ayuda a resolver nada. Cuando alguno de los dos enfatiza en los “nunca” o en los “siempre”, el fracaso está casi asegurado. No es difícil escuchar: “siempre me regañas”, “nunca me comprendes”, “jamás me ofreces ayuda”, “siempre te equivocas” o “siempre lo haces mal”; todas esas palabras dejarán a nuestra pareja sin deseos de volverlo a intentar.
Los inflexibles
Otro de los recursos más utilizados cuando creemos que estamos resolviendo problemas de comunicación es anteponer una especie de amenaza en toda discusión: “está bien, te escucho; dame tu punto de vista, pero no lograrás que cambie de parecer”. Sucede lo mismo cuando uno u otra amenazan con irse o con terminar la relacion porque las cosas no funcionan.
Nada hay más destructivo que estos círculos viciosos, de los cuales las parejas no se libran fácilmente, porque creen que cada uno tiene la razón, porque no escuchan al otro o a la otra, y porque ninguno de los dos sabe ceder y negociar.
En términos estrictos, negociar no es ganarle al otro o a la otra, sino que ambos salgan ganadores en una transacción. Es una operación de beneficio mutuo, no de vencedores y vencidos. Hay personas que confunden negociar con imponer su punto de vista y hacer sentir al otro “perdedor”. Este es un tremendo y frecuente error en la relación de pareja.
Por ello es importante saber qué es lo que en determinado momento debemos decir, pero lo es más pensar en cómo hacerlo de manera tal que sea eficiente nuestra comunicación y que sea bien recibida.
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