Consejos para hacer sentir bien a los demás
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Hacer sentir bien a los demás, es un acto de respeto
y cariño pero también, de generosidad en tanto que quieres aportar algo
bueno a aquellos que te rodean. Para poder hacer sentir bien a una
persona, ya sea tu pareja, un amigo o tu familia, es indispensable
partir de la base de que cada persona es diferente, única e irrepetible,
por tanto, no puedes esperar que aquellos que te rodean piensen o
sientan igual que tú. Para ello, intenta ser observador para comprender qué le gusta de verdad a las personas que están a tu lado. Así, por ejemplo, a la hora de hacer un regalo
es positivo que te tomes la molestia de saber qué le gustaría recibir
al destinatario. Muchas personas compran regalos pensando en sus propios
gustos.
Por otra parte, para hacer sentir bien a otra persona sé amable. Por ejemplo, cuando recibes una visita en casa sé acogedor, e invita a tomar algo a tu invitado. Invítale a que se siente, dale conversación, no muestres prisa porque se marche. Si realmente, ha llegado en un mal momento, explícale los motivos e invítale a volver cuando quiera. De hecho, puedes tomarte la molestia de llamarle en otro momento para decirle que te gustaría que fuese para merendar.
Los elogios positivos también potencian el bienestar ajeno porque aportan reconocimiento a los demás. Piropos tan sencillos como “hoy te ves muy bien”, “ese nuevo corte de pelo te favorece mucho” son detalles que muestran que otra persona no te es ajena, ni indiferente. Es decir, te importa. Para hacer sentir bien a otra persona, piensa en primer lugar, en cómo te gusta a ti que te traten los demás. Más allá de las diferencias, en lo fundamental, no somos tan distintos, es decir, todos necesitamos cariño por parte de los que nos rodean.
Por otra parte, para hacer sentir bien a otra persona sé amable. Por ejemplo, cuando recibes una visita en casa sé acogedor, e invita a tomar algo a tu invitado. Invítale a que se siente, dale conversación, no muestres prisa porque se marche. Si realmente, ha llegado en un mal momento, explícale los motivos e invítale a volver cuando quiera. De hecho, puedes tomarte la molestia de llamarle en otro momento para decirle que te gustaría que fuese para merendar.
Los elogios positivos también potencian el bienestar ajeno porque aportan reconocimiento a los demás. Piropos tan sencillos como “hoy te ves muy bien”, “ese nuevo corte de pelo te favorece mucho” son detalles que muestran que otra persona no te es ajena, ni indiferente. Es decir, te importa. Para hacer sentir bien a otra persona, piensa en primer lugar, en cómo te gusta a ti que te traten los demás. Más allá de las diferencias, en lo fundamental, no somos tan distintos, es decir, todos necesitamos cariño por parte de los que nos rodean.
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