Cuando uno está enamorado no tiene ninguna duda; lo que a veces resulta más complicado es saber si los sentimientos de la otra persona nos corresponden. ¿Has pensado alguna vez que quien te acompaña pone cara de enamorado porque está censando en otra persona? ¿O que te hace un regalo para tratar de compensar alguna acción inconfesable? Pues debes saber que las conductas pueden manipularse pero los sentimientos no. Si dudas del futuro de tu relación, te conviene leer detenidamente las siguientes preguntas, para sacar una conclusión sobre tu pareja. ¿Te atreves?
¿Es tu cómplice y confidente?
La complicidad con la pareja tda lugar a un lenguaje secreto que nadie más entiende y que se apoya en miradas, cambios de expresión, gestos o guiños. ¿Se da con tu pareja? ¿Os entendéis a veces sin hablar?
La confidencialidad surge gracias a la confianza que se deposita en la pareja al confesarle aspectos de nosotros mismos o experiencias que no revelaríamos a otras personas, ni siquiera a nuestros mejores amigos.
¿Te ama o sólo te necesita?
Sal corriendo si tu pareja está a tu lado por lástima, culpa o miedo. Tampoco conviene que uno de los dos necesite al otro para sentirse equilibrado o completo. Pide que tu pareja te quiera, ¡pero no que te necesite! Hacerte indispensable para el otro es una forma de corromper el amor, lo convierte en mercancía. La decisión de unirse a alguien debe ser libre, así que cambia el: “Te necesito, mi vida no es vida sin ti” por un “Te quiero pero no te necesito”.
¿Se muestra generoso contigo?
Recuerda que el amor sólo existe en tiempo presente; no sabemos qué ocurrirá dentro de unas semanas, unos meses o unos años. En cualquier relación amorosa hay miradas, atenciones, gestos que nos indican que esa persona se interesa por nosotros. Los pequeños detalles forman parte del proceso amatorio. Si sólo los tuvo contigo en el momento de la conquista, recuérdale que hoy te siguen agradando. Pídelos con claridad y sin enfadarte. Si te ama, se esforzará en ser generoso contigo. No te conformes con la indiferencia o la dejadez.
¿Hace lo que dice y dice lo que hace?
Falta de congruencia significa que lo que tu pareja dice no se corresponde con lo que hace. Por ejemplo: ¿Te dice que te quiere y después te humilla? ¿Asegura que es sincero y después desaparece durante horas sin decirte a dónde va? ¿Insiste en que te aprecia y después no te tiene en cuenta para sus planes? Cuidado: quizás te utiliza para su propio beneficio. La congruencia está relacionada con la sinceridad y la coherencia en la relación; la incongruencia va unida a la mentira y a la contradicción.
¿Respeta tu identidad personal?
Tu identidad es lo que te diferencia de los demás, lo que te hace un ser único e individual. Podemos equivocarnos en nuestra conducta, pero eso no implica que nuestra pareja deje de respetarnos como persona. Una cosa es que no comparta o no esté de acuerdo con tus hábitos o costumbres, y otra muy diferente que ataque nuestra identidad. Si tu pareja no acepta que seas diferente, tratará de cambiarte, en lugar de aprender él mismo a diferenciar lo que haces de lo que eres.
¿Acepta tus sentimientos?
Ante un mismo acontecimiento, tú puedes reaccionar de un modo completamente diferente al de tu pareja. Si te ama aceptará que tus sentimientos no coincidan con los suyos, que experimentes emociones diferentes e incluso contrarias a las suyas. Un ejemplo de falta de aceptación evidente lo tienes cuando te dice: “Si me amaras no te sentirías triste”, en lugar de: “Yo no me siento triste, pero comprendo que tú te sientas así”.
¿Te echa la culpa?
Todas las personas cometemos errores. Un día lo cometes tú, Otro día lo comete él y quizás al día siguiente cometeréis el error en pareja. Los fallos os deberían de ayudar a crecer juntos y a seguir adelante. Sirven para buscar una solución mejor, nunca para señalar al otro como culpable. Si tu pareja te persigue y te echa en cara tanto lo que haces como lo que no haces, ponte alerta. Si te ama, será tu aliado, no tu enemigo. El amor implica una aceptación mutua, no una búsqueda incesante de culpables a los que recriminar los errores.
¿Es capaz de perdonarte?
En la convivencia se producen muchos momentos de decepción: esperábamos una respuesta o acción concreta y lo que recibimos es otra diferente. Este tipo de decepciones puede producirnos tristeza, desilusión, dolor, resentimiento, ira… Pero al perdonar estamos haciendo de los errores una gran oportunidad para el desarrollo personal. Cuando en lugar de perdonar optamos,por el enfado, lo que queremos es aumentar la sensación de poder y dominio que tenemos sobre la otra persona. O evitar comunicarnos y expresar nuestros propios sentimientos.
¿Tiene miedo al futuro?
El miedo destruye la pareja: miedo a que se enamore de otra persona, a que deje de amarnos, a que nos rechace, a que se enfade, incluso a ser felices. El verdadero amor da tranquilidad y seguridad. Que la relación cambie y se desarrolle no es motivo para estar preocupado y ansioso, ya que es signo de que la relación está viva y evoluciona, de lo contrario moriría. Los reajustes y adaptaciones forman parte de la vida de una pareja, y así debe ser: necesidades, deseos, objetivos…
¿Practica la empatia contigo?
Consiste en ponerse en la piel del otro para tratar de comprender un comportamiento o actitud. Esta sintonía emocional nos permite darnos cuenta de que todo depende del punto de vista desde el que miramos las cosas, y de que éste no tiene que coincidir siempre. ¿Hay algún asunto o situación que os lleva a constantes peleas? Resulta primordial tratar de ver las cosas con los ojos del otro cuando no comprendemos algo o nunca llegamos a soluciones o acuerdos. No todo es blanco o negro; también hay grises. Si te ama tratará de ponerse en tu lugar, de comprenderte, de entender tus reacciones y tus sentimientos. Hará uso de esa parte tan importante de la inteligencia emocional que llamamos empatia.
¿Puedes decirle “no” sin problemas?
Si para evitar conflictos decimos que sí a todo, estaremos renunciando a uno de los valores más importantes: nuestra libertad.Y a la larga habrá muchos más conflictos difíciles de solucionar. Cuando decimos que no, no estamos rechazando o negando a nuestra pareja; lo que estamos rechazando es esa propuesta en concreto, nada más. Una actitud negativa sería decir: “Si no haces eso, es que ya no me quieres”. Entonces, la respuesta adecuada es: “Te sigo queriendo, pero esto que me pides no tiene nada que ver con nuestro amor, por lo que mi respuesta sigue siendo no”. Si tu pareja realmente te ama aceptará tu no; de lo contrario estarás viviendo una dictadura basada en el chantaje emocional, y no es compatible con el amor.
¿Tiene celos?
Los celos son consecuencia directa no del amor, sino del sentido de posesión. Por lo tanto, tu pareja no tiene celos porque te ame, sino porque te quiere controlar y se siente inseguro. En realidad, el celoso es el más débil de los dos, el más angustiado por la idea de una posible pérdida.
Y está tratando de controlar los sentimientos de la pareja, obligándola a quererle. En algunos casos los celos no sólo son hacia el compañero de trabajo o el vecino, sino incluso hacia los hijos, por tener que compartir el amor del padre o de la madre.
¿Fortalece tu autoestima?
Si tu pareja te hace dudar de tus capacidades, trata de cambiar tus sentimientos, te hace chantaje emocional, en definitiva, no te apoya en tu desarrollo personal, algo va mal. Una persona que realmente te ame celebrará que tengas tus propias opiniones y que te puedas responsabilizar de tus decisiones. Si tu pareja aborta cualquier iniciativa tuya, tiene por costumbre juzgar todo lo que dices o haces o incluso te hace dudar del amor que sientes por ti mismo, lo vuestro va mal.
¿Te consulta para tomar decisiones?
Si tu pareja decide asuntos que os afectan a los dos sin consultarte, está demostrando que no te valora, que no te respeta y que cree que no tienes la suficiente capacidad para decidir. En pareja existe la obligación compartida de buscar el beneficio común, y no el individual. No te engañes: dos identidades diferentes pueden llegar a acuerdos en asuntos tan dispares como la educación de los hijos, el lugar de residencia o dónde pasar las vacaciones.