Los Contraceptivos Orales
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En estos tiempos tan acelerados, el sexo prematrimonial es una realidad. Por otro lado, hay que enfrentar el peligro del SIDA, o de un embarazo.
Independientemente de si eres casada o soltera, los anticonceptivos resultan una solución en muchos casos. Si no quieres tener hijos, o practicar el sexo seguro (para evitar el SIDA) hay muchos métodos dentro de los que puedes escoger para que tu vida no se vea afectada en níngún aspecto y puedas disfrutar del sexo libremente.
Uno de los métodos más populares son las pastillas. Es el más utilizado en Estados Unidos y Europa. Su efectividad es altísima, de un 99% si se sigue el tratamiento como se debe. Para utilizar este método, primero debes ir a dónde un ginecólogo para que te recete el más adecuado para tu cuerpo y metabolismo, pues hay anticonceptivos orales combinados (estrógeno y progesterona) y no combinados (progesterona, utilizados en caso de contraindicación de estrógeno), además varían en su nivel de concentración, por lo que hay unos más indicados que otros para cada mujer.
De esta manera, hay preparados que contienen 50 mg. o más de estrógenos, los cuales son peligrosos y no deberían ser recetados a menos que tu médico lo indique. Por otro lado, se encuentran los que tienen entre 30 y 35 mg. de etinilestradiol, los cuales son los más indicados para aquellas mujeres que inician un tratamiento de contraceptivos orales.
La acción de los contraceptivos orales consiste en la retroacción negativa en el hipotálamo lo que inhibe la ovulación. Además, el moco vaginal se espesa y se impermeabiliza a los espermatozoides.
A pesar de ser tan seguros, tienen varios contras que es importante que conozcas. Por un lado, no protegen contra el SIDA, ni tampoco contra las enfermedades venéreas. Por otra parte, la píldora tiene varios efectos secundarios, que van desde un simple aumento de peso hasta causar problemas cardiovasculares y de circulación. Por eso, si vas a utilizarla, que sea bajo supervisión médica. Es fundamental que las mujeres que utilicen este método se hagan una exploración inicial a los tres meses de haberlo iniciado para medir cambios en la presión arterial, y luego una vez al año.
El tratamiento se inicia según las instrucciones del ginecólogo. Luego, continúas tomando una pastillita diaria, de preferencia a la misma hora. Una vez que se acabe el paquetito, se continúa empezando el nuevo, el mismo día que se inició el primero. Entre cada tratamiento hay una semana de descanso, aunque hay tratamientos que tienen pastillas de placevo, y no hay problema con ingerirlas al mismo tiempo que el sangrado, pues no contienen medicamentos. De igual manera, es posible que el sangrado no se haya detenido cuando ya se tenga que iniciar el nuevo tratamiento, lo cual no es problema.
En caso del olvido de una o dos pastillas, debes continuar el tratamiento, aunado a un método anticonceptivo no oral (como el preservativo), para asegurarte de que no haya posibilidad de embarazo. Si olvidas más de tres píldoras, es recomendable interrumpir el tratamiento ese ciclo menstrual y utilizar otro método. Recuerda que para mayor seguridad, si es el primer mes que ingieres contraceptivos, debes utilizar un método alterno de anticoncepción, como el preservativo.
Por posibilidades de quistes es recomendable que las pacientes se hagan el Papanicolau anualmente y estén en constante control. Después de un embarazo, y en período de lactancia únicamente se deben tomar los contraceptivos orales no combinados (sólo los que son con base en progestágenos).
La píldora está contraindicada en las mujeres que tienen problemas hepáticos, o de circulación, retención de agua, e historial de diabetes en la familia. Antes de iniciar este tratamiento, es mejor si se hacen exámenes para determinar el nivel de lípidos y glucosa en la sangre, y si éstos son anormales no utilizar el preparado.
Sin embargo, la píldora tiene efectos positivos como la regulación del ciclo menstrual, el control de la menorragia, de tensión premenstrual, de anemia ferropénica, de enfermedad mamaria benigna, de infertilidad, e incluso disminuye el riesgo de cáncer de endometrio y de ovario.
Recuerda que hay interacciones entre medicamentos que pueden neutralizar uno de los que ingieras. En el caso de las pastillas anticonceptivas, lo que ocurre es que ciertos compuestos interfieran con la acción contraceptiva, como los barbitúricos, sulfamidas, rifampicina y ciclofosfamida. Aunque no está demostrado es posible que exista cierto choque entre los contraceptivos orales y algunos antibióticos, por lo que siempre es importante mencionarle a tu médico que ingieres contraceptivos orales y utilizar otro método alterno para la contracepción.
Es posible que una vez que dejes de tomarlos, no ocurra la ovulación por una cantidad de tiempo, pero está probado que los contraceptivos orales no causan esterilidad y una vez que cortas su ingestión, puedes quedar embarazada en cualquier momento.
Después del embarazo, el tiempo en que se reinicia la ovulación es distinto de la mujer que ha abortado. En el caso posterior al embarazo, en una mujer no lactante, la menstruación es anovulatoria, aún cuando la ovulación se da entre la cuarta y quinta semana después del parto. En el caso de las que sí son lactantes, aparece hasta la décima semana. Por esto, el inicio del tratamiento de contraceptivos orales debe retrasarse una semana. En el caso de las que no amamantan, puede iniciarlo dos semanas tras el parto. Si la mujer es lactante debe utilizar un preparado no combinado, es decir que contenga únicamente progesterona. En cambio tras el aborto involuntario o inducido, los contraceptivos deben comenzar a ingerirse inmediatamente.
Los contraceptivos orales pueden tomarse en cualquier circunstancia a menos que se pertenezca al grupo de las mujeres con contraindicaciones o se tenga más de treinta y cinco años. Después debe evitarse tomar estos anticonceptivos y buscar un método alterno o la esterilización total, pues sino las posibilidades de riesgo aumentan, sobre todo en el caso de enfermedad cardiovascular. Las no fumadoras pueden tomarlo sin problemas hasta los cuarenta años.
Para terminar, insistimos que ningún medicamento, incluyendo los contraceptivos deben automedicarse. Siempre debes ir a un médico, para que te recete el más indicado.
Independientemente de si eres casada o soltera, los anticonceptivos resultan una solución en muchos casos. Si no quieres tener hijos, o practicar el sexo seguro (para evitar el SIDA) hay muchos métodos dentro de los que puedes escoger para que tu vida no se vea afectada en níngún aspecto y puedas disfrutar del sexo libremente.
Uno de los métodos más populares son las pastillas. Es el más utilizado en Estados Unidos y Europa. Su efectividad es altísima, de un 99% si se sigue el tratamiento como se debe. Para utilizar este método, primero debes ir a dónde un ginecólogo para que te recete el más adecuado para tu cuerpo y metabolismo, pues hay anticonceptivos orales combinados (estrógeno y progesterona) y no combinados (progesterona, utilizados en caso de contraindicación de estrógeno), además varían en su nivel de concentración, por lo que hay unos más indicados que otros para cada mujer.
De esta manera, hay preparados que contienen 50 mg. o más de estrógenos, los cuales son peligrosos y no deberían ser recetados a menos que tu médico lo indique. Por otro lado, se encuentran los que tienen entre 30 y 35 mg. de etinilestradiol, los cuales son los más indicados para aquellas mujeres que inician un tratamiento de contraceptivos orales.
La acción de los contraceptivos orales consiste en la retroacción negativa en el hipotálamo lo que inhibe la ovulación. Además, el moco vaginal se espesa y se impermeabiliza a los espermatozoides.
A pesar de ser tan seguros, tienen varios contras que es importante que conozcas. Por un lado, no protegen contra el SIDA, ni tampoco contra las enfermedades venéreas. Por otra parte, la píldora tiene varios efectos secundarios, que van desde un simple aumento de peso hasta causar problemas cardiovasculares y de circulación. Por eso, si vas a utilizarla, que sea bajo supervisión médica. Es fundamental que las mujeres que utilicen este método se hagan una exploración inicial a los tres meses de haberlo iniciado para medir cambios en la presión arterial, y luego una vez al año.
El tratamiento se inicia según las instrucciones del ginecólogo. Luego, continúas tomando una pastillita diaria, de preferencia a la misma hora. Una vez que se acabe el paquetito, se continúa empezando el nuevo, el mismo día que se inició el primero. Entre cada tratamiento hay una semana de descanso, aunque hay tratamientos que tienen pastillas de placevo, y no hay problema con ingerirlas al mismo tiempo que el sangrado, pues no contienen medicamentos. De igual manera, es posible que el sangrado no se haya detenido cuando ya se tenga que iniciar el nuevo tratamiento, lo cual no es problema.
En caso del olvido de una o dos pastillas, debes continuar el tratamiento, aunado a un método anticonceptivo no oral (como el preservativo), para asegurarte de que no haya posibilidad de embarazo. Si olvidas más de tres píldoras, es recomendable interrumpir el tratamiento ese ciclo menstrual y utilizar otro método. Recuerda que para mayor seguridad, si es el primer mes que ingieres contraceptivos, debes utilizar un método alterno de anticoncepción, como el preservativo.
Por posibilidades de quistes es recomendable que las pacientes se hagan el Papanicolau anualmente y estén en constante control. Después de un embarazo, y en período de lactancia únicamente se deben tomar los contraceptivos orales no combinados (sólo los que son con base en progestágenos).
La píldora está contraindicada en las mujeres que tienen problemas hepáticos, o de circulación, retención de agua, e historial de diabetes en la familia. Antes de iniciar este tratamiento, es mejor si se hacen exámenes para determinar el nivel de lípidos y glucosa en la sangre, y si éstos son anormales no utilizar el preparado.
Las contraindicaciones absolutas son: en caso de embarazo, ictericia colostásica del embarazo e inmovilización prolongada de las extremidades inferiores, enfermedad hepática activa, adenoma hepático, hiperlipidemias, hipertensión no controlada, historial de tromboflebitis o trombosis, enfermedad en las arterias coronarias, y cáncer estrógeno-dependiente. Además existen las contraindicaciones relativas, que son migraña, depresión, oligomenorrea, náuseas, vómitos, cefaleas (dolor de cabeza), menorrea no diagnosticada y consumo alto de cigarrillos. No hay evidencia de que el uso de contraceptivos orales provoque cáncer, aún así se recomienda el papanicolau, para estar en control constante, cada año. La aparición de hemorragia entre ciclos menstruales es común, pero es fundamental ver a un médico si esto ocurre.
También es posible que aparezcan manchas en la piel y cloasmas como los de las mujeres embarazadas. Si esto ocurre, es recomendable interrumpir el tratamiento, pues el proceso de cura de estas manchas es bastante complicado y es mejor no dejar que empeore. Sin embargo, la píldora tiene efectos positivos como la regulación del ciclo menstrual, el control de la menorragia, de tensión premenstrual, de anemia ferropénica, de enfermedad mamaria benigna, de infertilidad, e incluso disminuye el riesgo de cáncer de endometrio y de ovario.
Recuerda que hay interacciones entre medicamentos que pueden neutralizar uno de los que ingieras. En el caso de las pastillas anticonceptivas, lo que ocurre es que ciertos compuestos interfieran con la acción contraceptiva, como los barbitúricos, sulfamidas, rifampicina y ciclofosfamida. Aunque no está demostrado es posible que exista cierto choque entre los contraceptivos orales y algunos antibióticos, por lo que siempre es importante mencionarle a tu médico que ingieres contraceptivos orales y utilizar otro método alterno para la contracepción.
Es posible que una vez que dejes de tomarlos, no ocurra la ovulación por una cantidad de tiempo, pero está probado que los contraceptivos orales no causan esterilidad y una vez que cortas su ingestión, puedes quedar embarazada en cualquier momento.
Después del embarazo, el tiempo en que se reinicia la ovulación es distinto de la mujer que ha abortado. En el caso posterior al embarazo, en una mujer no lactante, la menstruación es anovulatoria, aún cuando la ovulación se da entre la cuarta y quinta semana después del parto. En el caso de las que sí son lactantes, aparece hasta la décima semana. Por esto, el inicio del tratamiento de contraceptivos orales debe retrasarse una semana. En el caso de las que no amamantan, puede iniciarlo dos semanas tras el parto. Si la mujer es lactante debe utilizar un preparado no combinado, es decir que contenga únicamente progesterona. En cambio tras el aborto involuntario o inducido, los contraceptivos deben comenzar a ingerirse inmediatamente.
Los contraceptivos orales pueden tomarse en cualquier circunstancia a menos que se pertenezca al grupo de las mujeres con contraindicaciones o se tenga más de treinta y cinco años. Después debe evitarse tomar estos anticonceptivos y buscar un método alterno o la esterilización total, pues sino las posibilidades de riesgo aumentan, sobre todo en el caso de enfermedad cardiovascular. Las no fumadoras pueden tomarlo sin problemas hasta los cuarenta años.
Para terminar, insistimos que ningún medicamento, incluyendo los contraceptivos deben automedicarse. Siempre debes ir a un médico, para que te recete el más indicado.
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