La masturbación de los hijos adolescentes
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Muchos padres empiezan a darse cuenta, al observar pequeños detalles,
de que su hijo – o hija – adolescente está empezando a masturbarse con
una cierta asiduidad. Es realmente un proceso normal, consecuencia de la
revolución hormonal que se vive a esta edad, pero ¿cómo deben afrontarlos los progenitores?
Unos padres que mantengan una relación de confianza con su hijo adolescente aprovecharán la ocasión para iniciar una charla sobre esta actividad sexual. Es evidente que las conversaciones naturales entre padres e hijos sobre sexo son lo mejor, pero no podemos pedir que todas las familias tengan el mismo grado de intimidad, y establezcan los mismos límites.
En todo caso, lo primero que deben pensar los padres es que lo que está haciendo su hijo es lo mismo que hicieron ellos en su momento. Igualmente, tienen que empezar a asumir que su ‘niño pequeño’ ya no es un bebé, y que tiene impulsos sexuales que quiere satisfacer.
Hay que afrontar la masturbación de los adolescentes como un paso hacia la madurez sexual, en el que el descubrir el cuerpo y la propia sexualidad es el mejor camino hacia unas futuras relaciones sexuales de pareja sanas. Evidentemente, están prohibidas todas las actitudes de prejuicios, pecados y remordimientos de condena eterna que dominaron la juventud de los que ahora somos adultos.
Hay que tener en cuenta que la adolescencia es una etapa de confusión por si misma, lo peor que se puede hacer es contribuir a remover su mente con prejuicios sobre la masturbación.
Unos padres que mantengan una relación de confianza con su hijo adolescente aprovecharán la ocasión para iniciar una charla sobre esta actividad sexual. Es evidente que las conversaciones naturales entre padres e hijos sobre sexo son lo mejor, pero no podemos pedir que todas las familias tengan el mismo grado de intimidad, y establezcan los mismos límites.
En todo caso, lo primero que deben pensar los padres es que lo que está haciendo su hijo es lo mismo que hicieron ellos en su momento. Igualmente, tienen que empezar a asumir que su ‘niño pequeño’ ya no es un bebé, y que tiene impulsos sexuales que quiere satisfacer.
Hay que afrontar la masturbación de los adolescentes como un paso hacia la madurez sexual, en el que el descubrir el cuerpo y la propia sexualidad es el mejor camino hacia unas futuras relaciones sexuales de pareja sanas. Evidentemente, están prohibidas todas las actitudes de prejuicios, pecados y remordimientos de condena eterna que dominaron la juventud de los que ahora somos adultos.
Hay que tener en cuenta que la adolescencia es una etapa de confusión por si misma, lo peor que se puede hacer es contribuir a remover su mente con prejuicios sobre la masturbación.
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