Ante el nacimiento de un hermanito, es inevitable que el niño, hasta ahora príncipe de la casa, se sienta destronado y tenga celos del recién nacido. Pero si bien es inevitable, también es una situación transitoria; es más, muchos expertos consideran los celos naturales y necesarios para el desarrollo evolutivo del niño.

De la actitud de los padres y del entorno va a depender en gran medida que esta etapa sea positiva o negativa para él. En la aceptación del nuevo hermanito es importante la forma en que se maneje el anuncio del embarazo, la manera de integrarlo durante todo el desarrollo del mismo y cómo lo presentemos una vez haya nacido.
Cómo hacerlo
• No anunciarlo desde el principio. Los niños no entienden el paso del tiempo, y la anticipación le puede crear ansiedad. Un par de meses antes de que nazca basta.
• Explicarle en qué consiste realmente el nacimiento y buscar su complicidad. Animarle a que prepare con nosotros su cuarto, su ropita…
• No atosigar al niño con frases como “Mira qué guapo es tu hermano, ¿a que le quieres mucho?”. El cariño entre ambos es espontáneo, no hay que forzarlo. Además, los niños tienden a imitarnos y, sin que le digamos nada, va a hacer lo mismo que los adultos.
• Pensar juntos (papas y niños) los posibles nombres para el bebé y, dependiendo de su edad, explicarle el significado de cada nombre, puede ser un divertido juego.
• Cuando nazca el pequeño, respetar los horarios y hábitos del mayor. Y dedicarle cada día un tiempo en exclusiva.
• No decir nunca “Pobrecito, qué mal lo está pasando”.
• Pedir a familiares y amigos que presten atención por igual a los dos niños cuando vengan a conocer al bebé.
• Hacerle ver las ventajas de ser el mayor: puede correr, montar en bici, ver películas en la tele para que se sienta orgulloso.